Gentrificación

Se han escrito numerosos artículos sobre la gentrificación, y respecto a los límites de nuestra ciudad, definitivamente varios que se enfocan en señalar los procesos de aburguesamiento aplastante que han cambiado de manera dramática las colonias de Roma y Condesa.

La gentrificación es, en una manera, un monstruo que avanza rápido y de manera silenciosa, aunque no por eso discretamente.

Como alguien que vivió 8 años en el barrio de Mission en San Francisco (uno de los más gentrificados de la ciudad y de los más gentrificados de EEUU junto a Brooklyn en NYC), lo se identificar de manera rápida: todo empieza con una cafetería, panadería o tiendita de cupcakes azucarados y colores radiactivos, seguida de la barbería hípster donde te venden sombreros mientras te peinan y apoyada por la súbita limpieza de las calles de la zona por parte del ayuntamiento, gobierno, o especulador encargado del momento.

 

Después de eso, las rentas comienzan a subir, Airbnb arrasa los edificios, las familias de toda la vida se empiezan a ir y los artistas, quienes nos movimos a estos barrios cuando aún no eran “bonitos” y podíamos pagarlos y quienes, por desgracia e irónicamente, convertimos los lugares en mágicos, interesantes y coloridos, no podemos pagar las rentas y, junto a la gente del barrio, nos tenemos que ir a un lugar más barato y, generalmente, alejado.

 

Este proceso pasa over and over, and over again. No parece haber una escapatoria a este efecto que ha traducido las ciudades a lujos y los turistas a las únicas monedas que pueden pagarlos.

El término “gentrificación” suele atribuirse a la socióloga Ruth Glass, que lo utilizó para describir la transformación que tuvo lugar en Londres a principios de los años sesenta. Glass lo describió como: “Uno a uno, muchos de los barrios obreros de Londres han sido invadidos por las clases medias, superiores e inferiores … Una vez que este proceso de “gentrificación” comienza en un distrito, continúa rápidamente hasta que todos o la mayoría de los ocupantes originales de la clase obrera se ven desplazados y el carácter social del distrito cambia”. Hoy en día, el término “gentrificación” sigue connotando muchas de las mismas ideas: migración, riqueza y clase, cambio social y un fuerte trasfondo de justicia/injusticia social.

 

Se presta más atención a los efectos que a las causas, pero a estas alturas de la historia, ya sabemos que la mayoría de los estudiosos agrupan a los impulsores de la gentrificación en tres categorías generales: factores de oferta, factores de demanda y políticas públicas.

 

Por mi experiencia personal de mi vida en San Francisco (ahora la ciudad más cara de EEUU) y lo que he podido averiguar que ha pasado y está pasando en otras muchas ciudades alrededor del mundo, incluyendo nuestra Ciudad de México, la gentrificación sigue estos pasos:

 

En la vida temprana de una ciudad, el empleo tiende a ubicarse cerca de su centro. Como las personas quieren vivir cerca de su trabajo, compran propiedades cerca de esa zona céntrica y construyen casas. A medida que más personas optan por vivir cerca de esta parte de la ciudad, el valor de las viviendas aumenta. Cuando que los precios de las viviendas aumentan cerca del centro de la ciudad, más personas están dispuestas a aceptar un viaje más largo (más tiempo en transporte público y/o dentro de su vehículo) a cambio de casas menos costosas y más grandes, y comienzan a comprar propiedades en la periferia de la ciudad.

 

Luego, los valores de propiedad comienzan a adoptar un patrón cónico con los valores más altos más cercanos a la ciudad central y los valores disminuyendo (hacia la base del cono) a medida que uno se aleja del centro de la ciudad, pero en algún momento, algo cambia este patrón y al igual que los precios más bajos una vez atraían a las personas a la periferia de la ciudad, ahora los precios más bajos comienzan a atraerlos hacia el centro. La combinación de menor costo y proximidad al centro, hace que ciertos vecindarios cerca de éste sean más deseables que los suburbios, especialmente para las personas con altos ingresos que pueden convertir viviendas del centro de la ciudad a propiedades de alquiler a precios más altos y ahí es donde suele aparecer la amada -y temida a su vez- plataforma de AirbandB que definitivamente es un importante apoyo a este proceso.

 

 Cuando esto pasa, la gentrificación ha comenzado.

Los cambios en las actitudes, las preferencias y la cultura también juegan un papel destacado: las preferencias por casas antiguas con “carácter” y “encanto” también son razones para una mayor migración hacia los centros de las ciudades. Ciertas características del vecindario pueden hacer que la gentrificación sea más probable y una vez que comienza la gentrificación, es probable que se acelere y se refuerce. Por ejemplo, a medida que los propietarios de viviendas más adinerados se mudan, las casas antiguas se arreglan, la estética del barrio mejora y surgen más negocios para atender a los nuevos residentes. Al igual pasa con la llegada de artistas quienes solemos “adornar” muy bien los lugares donde vivimos y, por eso mismo, las áreas

 

gentrificadas a menudo adquieren la identidad de ser artísticas, undergrounds, especiales o cualquier otro identificador que atraiga a personas similares y acelere el proceso por lo que no deberíamos nunca señalar a únicos “culpables” de la gentrificación  y, honestamente, reconocer que todos somos parte de ella. Ahora bien, la gentrificación, al menos, puede tomar un giro sustentable y centrarnos en crear espacios verdes, huertos urbanos donde crecer nuestras verduras orgánicas y reciclar lo más que podamos para no seguir consumiendo nuevos productos que acabarán siendo reemplazados por más nuevos productos.

 

 

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