Capítulo 3: La Materia no se crea ni se destruye solo se transforma. Ley de la conservación de la energía.
Era de esas tardes calurosas en las que sólo quieres relajarte y sostener una buena plática. Hablábamos de la complejidad del mundo actual, de los avances tecnológicos y de cómo todo esto ha afectado nuestra vida, nuestra salud, nuestro ambiente. Enfermedades cada vez más frecuentes cuyo origen es, aún ahora, poco identificable.
-Todo proviene de lo que estamos comiendo. Ya nada es natural; ahora es fabricado y transgénico –dijo mi compañera, mientras bebía un sorbo de cerveza light que, dicho sea de paso,también cae dentro de esta satanizada categoría de producto poco naturales.
En entradas anteriores hemos hablado de alimentación sustentable, del debate formado alrededor del consumo de la carne y sobre todo, de la necesidad de crear conciencia de todo lo que implica el tema de la alimentación no sólo en la salud del ser humano, sino también en la conservación del medio ambiente.
Sin duda, se trata de un tópico por demás complejo en el que hay que tomar en cuenta infinidad de aristas. En esta entrada se pone sobre la mesa una perspectiva más: la aplicación de la biotecnología en la creación y mejoramiento de alimentos.
La biotecnología es una disciplina que involucra ciencias como la biología, la genética, la agronomía, la química y la medicina. Se define como el conjunto de técnicas y procedimientos que utilizan a organismos vivos para generar nuevos productos. En este sentido la biotecnología alimentaria está enfocada a la utilización de estos organismos para la producciòn de alimentos.
De manera natural y desde tiempos antiguos el ser humano ha utilizado la biotecnología en su alimentación. Ejemplo claro es la cerveza o el yoghurt, que son obtenidos a travès de fermentación. Lo interesante viene cuando se involucra a la genética en el proceso; es aquí cuando se analizan los genes de organismos vivos, se extraen los que se consideran más convenientes y se reintroducen al organismo del cual se extrajo,o bien, a otro que se quiera mejorar. Se les llama Organismos Modificados Genéticamente (OMG) , y si èstos son el producto de la combinación de genes de especies distintas, se denominan transgénicos.
La palabra transgénico hoy en día es causa de debate. Buena parte de la población ha creado rechazo a la idea de comer alimentos que son poco naturales pues se trata de la obtención de características y funcionalidades que, de por sì, un alimento no debería tener. Los establecimientos de frutas y verduras, por ejemplo, están repletos de manzanas protuberantes, tomates extremadamente rojos,o bien, productos que por la temporalidad no podrían ser ofrecidos.
Lo cierto es que la introducción de la biotecnología a la industria alimentaria y el consecuente uso de alimentos transgénicos conlleva un conjunto de beneficios y consecuencias que es importante considerar.
En principio, la “elaboración” de este tipo de productos permite la obtención de especies con características mucho más atractivas y funcionales. Son alimentos que pueden contener mayor cantidad de proteínas, minerales, ácidos grasos o vitaminas, además de ser más resistentes a factores medioambientales como sequías o plagas; son más duraderos y pueden presentar crecimiento acelerado o la capacidad de sobrevivir en zonas estériles. De igual manera, constituyen una posible solución a problemas sociales como la crisis alimentaria que actualmente se vive y cuya proyección no es del todo positiva.
Por el otro lado, está el miedo constante a los posibles trastornos en la salud. Son productos relativamente nuevos y aunque son evaluados continuamente, no se ha tenido el tiempo suficiente para corroborar los efectos secundarios a largo plazo. Pueden generar reacciones alérgicas; de hecho, es esencial que los alimentos modificados genéticamente presenten una etiqueta con especificaciones que le permita al consumidor verificar si alguna de las nuevas propiedades del alimento le es o no dañino.
Otro aspecto fundamental a considerar es el ético, pues las semillas modificadas son suministradas por empresas multinacionales que determinan cuándo, dónde y cómo producir, ante lo cual los agricultores se convierten en dependientes.
“La materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma” eso enuncia la ley de la conservación de la energía. Sin duda es una realidad que hemos llevado al límite. Los beneficios son inminentes y muchos coinciden en que las modificaciones que actualmente se hacen a los alimentos pueden llevar a la resolución de la escasez alimentaria, sin embargo, acecha la incertidumbre de lo desconocido, las repercusiones en el gremio agricultor y el peligro que significa el constante e inminente reto que el ser humano hace a la naturaleza.
Licenciada en comunicación por la Universidad Iberoamericana Puebla y maestra en marketing por la UDLAP. Colaboración en revistas locales en la ciudad de Puebla, así como en medios universitarios. Desarrollo de contenido en campañas publicitarias.