Druid heights y los movimientos contraculturales en EEUU (el lugar utópico que pasó al olvido)

Muy pocas personas han escuchado hablar de Druid Heights, una comunidad bohemia que nació en los 50s en un bosque de California, a una milla del Océano Pacífico. Fue fundada, más exactamente, por el carpintero Roger Somer y la poeta Elsa Gidlow en 1954 en una extensión de cinco acres que solía ser una granja de pollos.

Lo que realmente hace especial a este lugar, es que este espacio comunitario fue un popular lugar de retiro y de encuentro de tres movimientos contraculturales de los Estados Unidos: la Generación Beat de los años 1950, el movimiento hippie de la década de 1960, y el movimiento “de las mujeres” de la década de 1970.

Como te decíamos, la poetisa Elsa Gidlow y el carpintero Roger Somers comenzaron “Druid Heights”, a donde sólo se accedía por un camino de tierra que, al día de hoy, está cubierto por maleza y es casi invisible, ocupando un rancho de más de dos mil metros cuadrados que, anteriormente, fue conocido como Campo Monte Vista. Somers, influenciado por la arquitectura japonesa y por el arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright, construyó muchas de las estructuras con muebles unicos diseñados por Ed Stiles. Gidlow era aficionado a la agricultura orgánica y pasaba mucho tiempo cultivando verduras para las personas de la comunidad.

Era un lugar sagrado, secreto y definitivamente único. Yo llegué a fotografiar la biblioteca que tenían, títulos que las tres generaciones coleccionaron y abandonaron allá después. Acompañando a la gente del Archivo de Internet, quienes querían rescatar los nombres de estos libros (antes de que se dañaran más, fueran robados o perdidos).

Fotografié todos los cantos de todas las piezas de esta colección y, además, los edificios y las estructuras que, gracias a la habilidad de Gidlow como jardinero y Somers como arquitecto, transformaron a esta zona en un paraíso, un Jardín del Edén

Todo se logró con la imaginación pero también el esfuerzo físico, crearon algo que el dinero no podría comprar: un proyecto de vida que seguiría heredándose de generación en generación y que permitiría a aquellxs quienes vivieran ahí, estar fuera del sistema capitalista que tanto odiaban.

Hoy en día, y en este bosque perdido, aún podemos explorar estos 16 edificios, ya históricos, y estructuras de Druid Heights; uno de ellos la casa de Elsa Gidlow, que ahora yace en ruinas.

Como si de un legado cultural se tratase, destacamos algunos de los edificios de este complex arquitectónico, no sólo por sus estructuras en sí, sino por lo lo que representa la idea de crear estos espacios:

La biblioteca, construida en 1972 fuera de un tanque de la madera de secoya, que, inicialmente, se construyó para almacenar los libros y los papeles de Alan Watts.

La Casa Mandala, que era una cabaña en forma de flor de loto, y que fue construida originalmente por Stiles para la hermana de Elsa Gidlow, y que con el tiempo se mejoraría y ocuparía por Alan y Jano Watts a partir de 1970 hasta su muerte, allí mismo en 1973.

La Casa de la Luna que era un área de meditación hecha con vidrieras.

 

El Jardín del Amor, lleno de plantas traídas por Elsa Gidlow desde su otra casa, ‘Madrona’ en Fairfax, California, y que sería atendida por Elsa con la ayuda de innumerables amigxs.

El tanque de agua, que fue instalado bajo la supervisión de Edward Stiles para mantener el agua del arroyo bombeada para el beneficio, comunalmente, de los 12 residentes; y la

Casa de la Luna, donde Echo Heron, un autor de gran éxito, vivió durante años. Era un edificio de inspiración japonesa y polinesia.

 

Celebridades como Dizzy Gillespie, John Handy, Neil Young, Lily Tomlin y Tom Robbins se “escaparon” más de una vez de la intensidad de sus vidas a Druids Heights.

Un viaje a las ruinas de este paraíso abandonado y expropiado por los Parques Nacionales de California -que decidieron comprar el terreno- nos demuestran, una vez más, la capacidad del ser humano de crear comunidad artística y espacios fuera del sistema, donde compartir y aprender juntxs.

Hoy reafirmamos que las utopías se pueden hacen realidad en lugares como Druid Heights.

 

 

 

 

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