HELLIOT: El primer solo de danza contemporánea para públicos diversos

La semana pasada llegó a México una obra de danza contemporánea que, sin duda, nos ha dejado a todos sin palabras, la piel de gallina al verla, y preguntas sobre cómo se ha realizado.

 

No es nada convencional el poder ver a un actor/bailarín con discapacidad intelectual desarrollando una obra de danza de una hora de duración. De hecho, hasta lo que sabemos, es el primer solo de esta característica. “HELLIOT” es un viaje escénico representado por Helliot, una travesía dirigida por la búsqueda del yo y de la identidad, tema característico y común denominador de las obras producidas por su director Antonio Quiles, quien desde hace más de ocho años, es profesor de danza contemporánea del Centro de Artes Inclusivo y Compañía profesional Danza Mobile cuya base está en Sevilla, en el sur de España.

 

Helliot Baeza, su protagonista, nos cuenta sin palabras las historias de su vida. Así viajamos de su mano para caminar juntos desde su infancia hasta el día presente ahora y, si miramos un poco más allá, entendemos de su mano, cuáles son sus miedos, sus inquietudes y sus deseos.

 

La obra fue representada en la Black Box del CENART. Ante un auditorio lleno, nos quedamos sin aliento frente a la sencilla pero elegante escenografía, el impecable uso de luces y las melodías musicales seleccionadas para contar la historia. Esta semana, Álgido ha tenido el placer de encontrarse en persona con su director, responsable de esta idea original y proyecto único, Antonio Quiles. Él nos habla más de esta obra interdisciplinar de danza, teatro y performance, “que pretende discutir sobre lo “único” y “especial” que cada uno de nosotros posee como individuos, revalorizando la “esencia” de cada persona”.

Como nos explica Quiles, “la historia de la humanidad está hecha de microrrelatos aparentemente poco importantes, pero necesarios todos, especialmente cuando se trata de una historia tan bella y con tanta fuerza”… “A partir de Helliot como persona y como relato de vida, este proyecto tiene el propósito de generar debates y construir puentes entre lo que nos une y diferencia de los demás, entre personas pero también entre ciudades, continentes y culturas. Lo diferente suele chocar con el concepto de masa social, produciéndose un conflicto con la idea imperante de “normalidad”, del ser social, estereotipado y uniforme, que va imponiéndose como modelo a cada época y de la cual es difícil escapar o ir en contra. Supone, pues, un viaje desde lo individual, a lo universal, de lo íntimo a lo social”.

Helliott_CDMX_Performance
(Fotos de Helliot cortesía de Raquel Álvarez)

Álgido ha tenido la suerte de poder conocer en persona al director y creador de la idea original, Antonio Quiles, quien en su paso por México nos ha contado sobre su trabajo y la obra en sí:

Fotos de Antonio Quiles, por Hanna Quevedo
Fotos de Antonio Quiles, por Hanna Quevedo

 

¿Cómo decides comenzar a utilizar el arte, en este caso, la danza, para acercarte a distintos colectivos y personas con discapacidad?

 

Desde siempre hubo un interés en mí y de una forma muy orgánica por unir las artes y lo social, y por casualidades de la vida- como parece ser que ocurre todas las cosas importantes destinadas a uno- en el 2001 estuve en un proyecto en Holanda, que es donde estudiaba entonces, de “Integrated Dance” (así se llamaba en este tiempo, ahora es “Danza Inclusión”), y desde entonces he estado dedicado intermitentemente a la Danza Inclusiva y danza Comunitaria. Creo firmemente (y así lo he ido constatando desde entonces) en el arte, y especialmente las artes escénicas, como poderosas herramientas de visibilidad y transformación social. Las artes escénicas, como forma de conocerte a tí mismo, al otro y de trabajar lo social desde la colectividad.

 

¿Qué aporta la danza a personas con capacidades diferentes?  

 

La danza, más allá de las connotaciones estéticas y artísticas, es para mí, cuerpo, movimiento y presencia.  Es decir, una forma de estar presente plenamente, de conexión contigo mismo y de accionar el ser- ponerlo en movimiento. La danza mantiene el cuerpo empático, un cuerpo que resuena en los demás cuerpos, un cuerpo activo como medio de aprendizaje, que adquiere conocimientos desde él mismo. Eso es algo que desde mi punto de vista, tod@s deberíamos tenerlo presente y en práctica desde la educación en primaria. Especialmente con estos colectivos estigmatizados, la danza aporta visibilidad, ofrece la oportunidad de ver las capacidades y potencialidades de las personas desde otras miradas posibles. Además, la danza empodera, da seguridad y confianza a la persona, y una mayor autonomía en el día a día.

 

¿Cómo surge la idea de esta pieza y cómo encuentras a Helliot para interpretarla?, ¿cuál es el mensaje de Helliot al mundo, como individuo- pieza artística?

 

Helliot se ha formado desde pequeño en DANZA MOBILE. Ahí ha crecido como artista y bailarín a través de muchos profesores y coreógrafos empezando por supuesto por la propia directora artística de DANZA MOBILE, Esmeralda Valderrama. Desde que hace 8 años empecé a impartir clases ahí, Helliot llamó poderosamente mi atención por sus cualidades como performer y calidad de movimiento. Es viéndolo clase a clase, donde nace la idea de hacer un solo enteramente para Helliot. Creo que el primer solo de una hora de duración de Danza Contemporánea para un bailarín síndrome down.

 

¿Qué diferencias destacarías desde que comienzas a trabajar con Helliot en 2011, hasta este 2018 que llegás a la Ciudad de México?

 

Durante los últimos años, y especialmente con este solo por llevar él todo el peso de la obra y por hablar de sí mismo, Helliot ha crecido mucho como artista y profesional. No sólo como bailarín y performer sino como persona consciente de su profesión y de las responsabilidades que conlleva una carrera profesional. Como bailarín es mucho más versátil, al soltar voz, interactuar con objetos de una manera muy performática, trabajar presencia escénica -que siempre ha tenido-  y ser mucho más consciente de la dramaturgia y de las transiciones entre las distintas partes de la obra. Hay una diferencia que me gustaría destacar, pero es social, este año, Helliot Baeza, ha recibido el premio a mejor bailarín masculino de Escenarios de Sevilla, una agrupación de salas escénicas y teatros de Sevilla.

 

 

 

¿Cuáles son las principales dificultades que has encontrado en este caminar con Helliot?

 

Pues la verdad es que no podría nombrar ninguna en especial, o más bien serían las mismas dificultades de cualquier proceso creativo, con las dudas normales y momentos de todo tipo durante los ensayos, habituales de cualquier creación. Será también porque nos conocemos ya desde hace muchos años y por la relación profesional y personal con Helliot, que es maravillosa. Destacar que la recepción del trabajo por parte de instituciones, públicos de varios países, muchas profesionales, parte última del proceso de creación, está siendo muy satisfactoria también.

 

 

¿Qué mensaje compartirías a otros artistas que están planteándose la idea de trabajar con personas con discapacidad?

 

Este tipo de trabajo debería nacer de una necesidad de cada uno de nosotros, pero si llega a nuestro quehacer artístico sin planearlo, y nos lanzamos, hacerlo como con cada proyecto en la vida: con ganas y ánimos, sin miedos añadidos y estando abiertos y conectados con las personas como lo que son, personas con sus dificultades y sus claridades. Este tipo de trabajo es una oportunidad única para encontrar nuevas vías de comunicación en el grupo, revisar tu práctica artística desde la base, y explorar nuevas posibilidades y caminos creativos.

 

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